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Cada 26 de abril las parroquias y colegios agustinos celebran Nuestra Señora del Buen Consejo
El 26 de abril se celebra el día de Nuestra Señora del Buen Consejo o Madre del Buen Consejo, una advocación mariana que da nombre a dos colegios de la Orden de San Agustín en la Provincia de San Juan de Sahagún, uno en Madrid y otro en León.
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Esta advocación se venera especialmente en la ciudad de Genazzano, provincia de Roma, región de Lacio (Italia) y es la patrona de Albania y la Archidiócesis de Pretoria.
Nuestra Señora del Buen Consejo representa la esperanza y promueve que todos sean sembradores del bien y nunca de la cizaña.
A ella se encomiendan muchas familias de las parroquias y colegios agustinos como el Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo de Madrid o Nuestra Madre del Buen Consejo de León, donde hoy los profesores y alumnos están de fiesta.
La Iglesia le da el nombre “Madre del Buen Consejo” porque la Virgen María tiene el don del consejo, ella ayuda a discernir cuál es el buen camino y a encontrar la verdad. Esto con el fin de hacer lo mejor para la Gloria de Dios y el bien del alma.
Fue el Papa Pío IX (1792-1878) quien incluyó en las letanías lauretanas las palabras «Madre del Buen Consejo», en veneración a esta advocación.

La leyenda
Tras esta advocación existe una leyenda que data de 1467, la cual dice que durante la fiesta de la Virgen del Buen Consejo en Genazzano, se escuchó del cielo una música angelical que provenía de una nube blanca, muy luminosa.
La leyenda cuenta que un rayo de luz bajó hasta la pared del fondo de la capilla, mientras repicaban todas las campanas al unísono. Cuando la nube fue desapareciendo, los asistentes descubrieron la pintura que representa a la Virgen del Buen Consejo con su hijo en brazos. Esto llegó a oídos del Papa Paulo II, quién mandó a investigar el hecho y así se confirmó su veracidad. Luego de esto empezaron a suceder innumerables milagros como curaciones, conversiones y prodigios, atribuidos a la intervención de la Madre del Buen Consejo.
Muchos santos y beatos le han rendido homenajes a esta advocación, por ejemplo: Urbano VII, en 1630 fue en peregrinación para pedirle ayuda durante una plaga; Inocencio XI, coronó la imagen; Pio XII, la escogió como patrona de su pontificado.
Se dice que en la Segunda Guerra Mundial, el altar de la Basílica del Vaticano fue destruido por una bomba, pero la imagen de la Virgen permaneció intacta.
De esta historia y del vínculo con la Orden de San Agustín habla el religioso agustino P. Valeriano Aldonza en el siguiente podcast.