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Los Agustinos de Santander apuestan por la energía fotovoltaica

La terraza de Colegio San Agustín de Santander se ha llenado de placas solares. Es el resultado de un proceso en el que la comunidad educativa ha ido avanzando en responsabilidad y compromiso con la protección del medio ambiente.

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Conscientes de que todos somos responsables de proteger el medioambiente, y ante la escalada de precios de la energía, la comunidad del Colegio San Agustín de Santander ha decidido sumarse a las fuentes renovables.

Tras estudiar distintas opciones, finalmente han optado por la instalación de paneles solares que permitirán, tanto al colegio como a su club deportivo, reducir su factura y las emisiones de CO2 a la atmósfera.

La terraza del colegio que los Agustinos de Santander se llena de placas solares, como parte del proyecto de energía fotovoltaica del centro.

El colegio de los Agustinos de Santander y su club deportivo (edificio Anexo) comparten una línea de energía eléctrica, de gran consumo, que se reparte: un 35% el colegio y un 65% el Club Deportivo.

Tras un proceso de asesoramiento, y después de contactar con distintas empresas instaladoras, la oferta elegida incluye la instalación de una potencia de 99,6Kw. Se compone de 240 paneles fotovoltaicos, 120 optimizadores de potencia, un inversor Solaredge de 100kW, aplicaciones informáticas y otros elementos de seguridad.

La instalación

Para la instalación de los módulos en la cubierta plana, se ha utilizado una estructura de hormigón prefabricado en forma de vela, que permite aprovechar al máximo las terrazas y cubiertas de una zona del tejado del colegio orientada al sur, y evita realizar perforaciones para su fijación. Para la cubierta inclinada de teja se ha utilizado una estructura de aluminio y acero inoxidable. La estructura se ha reforzado en las zonas más expuestas para reforzar la seguridad del conjunto.

En cuanto al cuadro eléctrico, se ha instalado un inversor Solaredge, el más avanzado, productivo y seguro del mercado, que incluye medidas de seguridad  que, si bien son de obligado cumplimiento en los colegios en Francia o en Estados Unidos, todavía no lo son en nuestro país. Así, en caso de corte de energía en la red o desconexión del inversor por cualquier evento, el sistema reduce de forma automática la tensión de salida de cada panel a 1V, minimizando los riesgos de electrocución, arco eléctrico o fuego.

Todo ello cuenta con una serie de aplicaciones informáticas que suministran datos, en tiempo real, sobre la producción de cada panel, así como cifras del ahorro energético y otras variables de interés.

Un proyecto educativo

Dado que la instalación se ubica en un centro educativo, el proyecto incluye la posibilidad de ofrecer formación al alumnado sobre este tipo de energía, utilizando para ello las aplicaciones, además de charlas por parte de un profesional de la empresa instaladora.

El proyecto generará un ahorro medio anual de entre un 18 y un 23%. Si tenemos en cuenta que se ha solicitado una subvención que cubre el 24,5% de la inversión, incluso en un futuro escenario de bajada de precios de la energía, la instalación se amortizará en un plazo inferior a 5 años. El proyecto se ha financiado en un 65% por recursos propios del club deportivo y en un 35% por el colegio.

La apuesta ecológica, el proyecto de ahorro energético, y el compromiso con el aprendizaje de nuevas fuentes de energía, ha animado al colegio a embarcarse en esta aventura que, tras la inversión inicial, parece que reportará beneficios en todos los sentidos. «Ya sabemos que Santander no es el lugar más soleado de España -señalan desde la dirección del centro-, pero para nosotros sí va a ser rentable, sólo nos queda animaros a proyectar en verde».

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