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``Se compadeció de ellos porque eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas`` (Mc 6, 30-34)
Necesitamos descanso y quietud después de un largo curso. Nos lo pueden proporcionar las vacaciones, pero sólo alcanzaremos el pleno sosiego si alimentamos nuestro espíritu.
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En este tiempo de verano tenemos más tiempo libre, pues durante el año estamos siempre ocupados en mil naderías, que llamamos pomposamente “compromisos urgentes”, “necesidades improrrogables” y no tenemos un minuto para dedicarlo a nosotros mismos, o a Dios. Por eso estamos siempre cansados…

El Evangelio (domingo 18 de julio) cuenta que Herodes acababa de mandar ejecutar a Juan El Bautista” y los apóstoles habían vuelto de su primera experiencia misionera. La primera noticia produjo, sin duda, una gran tristeza en Jesús, pero sabe que tiene que seguir adelante y se preocupa de sus discípulos, que necesitan descanso. Les invita a retirarse a un lugar solitario para que descansaran, “pues eran tantos los que iban y venían, que no tenían tiempo ni para comer”. Meditemos en el momento de la barca. Minutos antes, circulaba gente en cantidades exasperantes; de pronto, se escucha sólo el rumor del agua, el silbo del viento y seguramente la voz emocionada de aquellos hombres, aprendices de apóstoles. Fijemos nuestra atención en ese momento único, porque al llegar a tierra otra vez estarán colmados de inquietudes, preguntas, peticiones, lamentos y quejidos…La gente necesita a Jesús, está sedienta de un nuevo mensaje que sacie su sed de felicidad. Jesús necesita descansar, pero está siempre dispuesto a servir.
La multitud les descubre y a Jesús le da pena: “se compadeció de ellos porque eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas”. El texto de Marcos nos presenta a Jesús en medio de esa multitud y su actitud, que no es la de retirarse y huir, sino compadecerse de ellos. La compasión que Dios tiene por nosotros es contagiosa y quiere despertar también en nosotros otras compasiones para con todas las indigencias que sufren nuestros hermanos. Lo que Jesús quiere recordarnos es la urgencia de una caridad pastoral siempre despierta y atenta a lo que podemos hacer por los demás. Ve el agotamiento de sus discípulos, sin mencionar el suyo que debía ser mucho mayor, y ve la necesidad del pueblo, hambriento de la palabra de salvación. ¿En este momento de nuestra vida nos estamos dejando guiar por el cayado de Jesús, nuestro Pastor?, ¿sabemos compaginar contemplación y acción? Jesús es nuestro sosiego y descanso verdadero en este tiempo de vacaciones.