Los restos de Santa Mónica en la Basílica de San Agustín (Roma)

Los restos de Santa Mónica en la Basílica de San Agustín (Roma)

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Los restos de Santa Mónica en la Basílica de San Agustín, de Roma

El papa Francisco celebró el 28 de agosto de 2013, la Misa de apertura del 184 Capítulo General de la Orden de San Agustín, en la Basílica de San Agustín en Campo Marzio, en Roma. Muy próxima a la Piazza Navona, es una de las primeras iglesias romanas del Renacimiento.

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En su interior, guarda obras de inestimable valor que llevan la firma de artistas como Caravaggio, Rafael o Sansovino.

Además de un templo muy significativo para los agustinos, tiene un claro carácter mariano. En el altar mayor, realizado en 1627 sobre diseño de Bernini y ejecutado por Orazio Torriani, está colocado el icono bizantino Virgen con el niño, procedente de la Iglesia de Santa Sofía en Constantinopla.

Cada 27 de agosto la Iglesia recuerda la figura de Santa Mónica, madre de San Agustín. Repasamos cómo fue su vida.

Cerca de la entrada, en la parte derecha de la nave central, se puede admirar la célebre Madonna del Parto (1521), realizada el siglo dieciséis por Jacopo Tatti apodado como “el Sansovino”. Es una talla sedente en la que María mantiene con desenvoltura al niño Jesús sobre su rodilla izquierda. Siempre cuenta con las flores y los exvotos que las mujeres romanas depositan a sus pies antes o después de haber sido madres.

En la primera capilla de la izquierda, se encuentra el famoso óleo de la Virgen de Loreto, más conocida como Virgen de los Peregrinos de Caravaggio (1604). Dos personas arrodilladas, con el bastón entre las manos y los pies sucios del polvo del camino, se postran ante María en actitud suplicante. La sombra del niño en brazos cubre el blanco pecho de la madre.

La nave central está enmarcada por pilares que sostienen unos arcos de medio punto, sobre los cuales se fijan historias de la vida de la Virgen María. En el tercer pilar izquierdo se encuentra un delicado grupo escultórico en mármol que representa a la Virgen con el niño Jesús y Santa Ana, de Andrea Sansovino, importante escultor veneciano del Renacimiento.

Todavía, una madre más. El templo alberga las tumbas de difuntos ilustres y sobresale, en una pequeña capilla junto al altar mayor, el sepulcro de mármol verde que guarda, desde el siglo XV, los restos de santa Monica, madre de San Agustín.

Un hijo vitalista e inquieto, con palabra y criterios propios, no fue una objeción para que Mónica siguiera de cerca las experiencias palpitantes de Agustín y la forja de un hogar familiar. Mónica influyó decisivamente en troquelar la vida de su esposo Patricio y en orientar la personalidad singular de su hijo Agustín.

 

 

 

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Nueva imagen de Santa Mónica en la Iglesia de los Agustinos de Valladolid

Nueva imagen de Santa Mónica en la Iglesia de los Agustinos de Valladolid

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Bendición de la nueva imagen de Santa Mónica, en la Iglesia de los Agustinos de Valladolid

El obispo Mons. Julián García, OSA, ha bendecido la nueva talla de Santa Mónica que puede verse en uno de los laterales, a la entrada de la Iglesia de los PP. Agustinos de Valladolid.

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La celebración tuvo lugar el pasado 27 de agosto después de la misa de 19:30 horas. Además del obispo y el Prior de la comunidad, el párroco y el vicario, también estuvieron presentes miembros de la comunidad parroquial y Antonio José Martínez, el imaginero madrileño autor de la nueva imagen de la madre de San Agustín, que ya puede venerarse en la Parroquia san Agustín de los agustinos de Valladolid.

Cada 27 de agosto la Iglesia recuerda la figura de Santa Mónica, madre de San Agustín. Repasamos cómo fue su vida.

Durante la Eucaristía, los asistentes se desplazaron a la entrada del templo, donde está colocada la escultura en una hornacina. Tras una monición explicativa que hizo el párroco, tomó la palabra el imaginero que ha elaborado la talla, Antonio José Martínez. Por último, el obispo bendijo e incensó la imagen, iluminada y con flores.

En su intervención A. J. Martínez, explicó que, debido a su ubicación concreta a la entrada del templo, ha optado por cambiar la iconografía tradicional de la santa, que suele aparecer en actitud de oración con la mirada hacia el cielo, por esta versión dialogante que interpela sin palabras: «Tendiendo su mano izquierda al fiel que ingresa en el templo y señalando con la derecha a lo alto, invitando a elevar la mirada a Dios. Como las grandes figuras femeninas de la historia de la lglesia, su rostro muestra preocupación, como si la persona que la contempla fuera otro Agustín por el que siente la necesidad de orar y enseñarle el tesoro de su fe'».

El artista explicó en su intervención que la imagen hace alusión, no a su vida terrena, sino más bien «a la Mónica bienaventurada» que con la misma dedicación y constancia sigue intercediendo por sus hijos espirituales. Sus ademanes vigorosos reflejan su carácter perseverante y su atuendo y ornamentación llevan al visitante a la época en que vivió, sin pretender por ello ser una obra historicista. «He hecho un notable esfuerzo tanto en el modelado como en la policromía de esta escultura para que no desmerezca un templo tan emblemático como en el que ya se encuentra -señaló el escultor-, pero sobre todo, para que sirva para la devoción y espiritualidad del pueblo cristiano».

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Mónica, mujer fuerte, de creencias firmes, ejemplo a seguir

Mónica, mujer fuerte, de creencias firmes, ejemplo a seguir

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27 de agosto: Fiesta de Santa Mónica, madre terrenal y espiritual de San Agustín

Nacida en Tagaste (Argelia), ocupa el primer lugar en el palmarés de santos de la Familia Agustiniana por ser la madre de San Agustín. Inseparables el uno del otro, el testimonio y el acompañamiento perseverante de Mónica con su hijo Agustín y, también con su marido Patricio, influyeron profundamente en la conversión de ambos a la fe en Jesucristo.

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Para celebrar a esta gran mujer en el día de su fiesta, 27 de agosto, nos hemos acercado al Convento de Santa Mónica, de las Agustinas de Vida Contemplativa de Zaragoza, fundado en el s. XVII, concretamente en el año 1647 y a las que se le conoce en la ciudad como “Las Mónicas”.

El 27 de agosto se celebra el Día de de Santa Mónica, un día en el que recordamos a la madre terrenal y espiritual de San Agustín.

En este momento residen en el mismo seis hermanas, una de Guipúzcoa, otra de Zamora, una tercera de Castellón, la cuarta de Valencia y dos de Kenia. Son diversos los orígenes de todas ellas, pero están allí juntas, viviendo en comunidad, con la misma fe y espiritualidad agustiniana y bajo el amparo de Santa Mónica, la titular del Convento.

Para ellas, según nos han manifestado, lo que Santa Mónica puede aportar al mundo de hoy es su testimonio de oración insistente y confiada por la conversión de su hijo Agustín. Siguiendo este ejemplo, nos cuentan, tienen desde hace unos años un grupo de oración que se reúne al principio de cada mes, y que se llama de “Las Mónicas” u “Oración de las Madres”.

A este grupo acuden madres y algún que otro padre, y se dedican a rezar por sus hijos y por todos los jóvenes. Esta oración parece ser que tiene bastante aceptación, pues acuden un buen número de personas. De hecho, señalan, están deseando volver a reunirse cuando mejore la situación creada por la pandemia.

En relación a la fiesta de Santa Mónica, las hermanas lo celebran en un ambiente de gran alegría a lo largo de todo el día. Indican que la columna vertebral de la jornada es la liturgia, tanto el oficio divino como la Misa con el pueblo, que se reviste de máxima solemnidad por ser la Santa la patrona del Convento.

Igual de solemnidad adquiere el día siguiente, 28 de agosto, en el que se celebra la Fiesta de San Agustín. Cabe resaltar que los sacerdotes que las atienden como capellanes son los religiosos agustinos de la Comunidad que tiene en Zaragoza la Provincia de San Juan de Sahagún de España.

Finalmente nos cuentan que antiguamente se ganaban la vida confeccionando formas para la Misa, pero, como actualmente este trabajo no da para el sostenimiento de la Comunidad, desde junio del año pasado tienen un obrador de pastas que se denominan “Dulces las Mónicas”.  Y, entre pasta y pasta, siempre hay ocasión para hablar de Jesús, de Santa Mónica, de San Agustín y la fe, que está algo dormida en el comprador, puede despertarse, según nos cuentan ellas mismas.

A continuación, aparecen los enlaces donde se puede ver la producción de pastas.

http://www.dulceslasmonicas.com/

https://www.facebook.com/agustinas.dulceslasmonicas/

https://www.instagram.com/dulceslasmonicas/?hl=es

 

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La Provincia de San Juan de Sahagún, comprometida con los más vulnerables

La Provincia de San Juan de Sahagún, comprometida con los más vulnerables

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La Provincia agustina de San Juan de Sahagún, comprometida con los más vulnerables

En el año 1997, la entonces Provincia Matritense, comenzó su colaboración económica con un proyecto de Cáritas para atender a personas enfermas de sida. La nueva Provincia ha decidido mantener este compromiso con la Casa de acogida San Agustín y Santa Mónica, que actualmente ayuda a personas en riesgo de exclusión social.

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En la década de los noventa del siglo pasado, la Provincia agustina Matritense decidió colaborar con alguna entidad, fuera de la Orden de San Agustín, que atendiera alguna necesidad social nueva. Con este objetivo, explica el P. Juan Enrique Álvarez, OSA, llamaron a las puertas de Cáritas Madrid para conocer con más detalle el panorama social de la ciudad.

La Provincia agustina de San Juan de Sahagún e España colabora con la Casa de Acogida San Agustín y Santa Mónica de Cáritas Madrid.

Eran años en los que se hablaba de la enfermedad del SIDA en voz baja y las personas afectadas, con frecuencia, la vivían rodeados de mucha soledad. Los tratamientos aún no habían logrado cronificar la dolencia, así que, cuando un enfermo llegaba a la fase terminal, si además vivía en la calle o sin recursos, su situación podía complicarse mucho.

En el Capítulo Provincia Intermedio de la Provincia Matritense del año1996, se aprobó una donación y, en 1997, se hizo la primera a un centro de acogida para enfermos de SIDA de Cáritas. Eran necesarios muchos recursos para mantener abierta esta Casa en la que, fundamentalmente, se hacía una labor de acompañamiento, controlando las medicaciones de cada uno y supervisando citas médicas.

Veinticinco años después, la situación social ha cambiado y también la realidad de la enfermedad, que tiende a cronificarse. Ahora, el compromiso de la Provincia agustina de San Juan de Sahagún de España es con la Casa de acogida San Agustín y Santa Mónica, de Cáritas Madrid, que atiende a personas en riesgo de exclusión social, y a la que destina una dotación económica de 250.000 euros anuales.

Actualmente, la Casa de acogida tiene capacidad para 19 personas, que pueden vivir allí entre dos meses y dos años. El clima familiar de la casa y el acompañamiento socioeducativo que se ofrece permite a las personas que conviven allí sentirse valoradas, crecer en autonomía personal y mejorar su integración social.

La labor que se desarrolla en la Casa de acogida San Agustín y Santa Mónica es posible gracias a la supervisión de Cáritas, al compromiso de 35 voluntarios, al trabajo de 3 hermanas de la Congregación AMICO y al apoyo económico de la Orden de San Agustín.

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El objetivo de las «Madres Mónica» es rezar por la santidad de sus hijos

El objetivo de las «Madres Mónica» es rezar por la santidad de sus hijos

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Se reúnen en pequeños grupos para rezar por sus hijos

Los grupos de "Madres Mónica" existen vinculados a las comunidades de religiosos agustinos y funcionan como pequeñas comunidades de madres en las que lo nuclear es la oración.

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Con la figura de Santa Mónica como modelo, los grupos de «Madres Mónica» congregan en aquellos lugares en los que existe una comunidad de religiosos agustinos o religiosas agustinas, a madres, que tal y como hiciera la madre de San Agustín, se reúnen para rezar por sus hijos, a la vez que comparten la fe y las inquietudes que cada una tiene en la vida. Elena Capilla es la coordinadora de uno de estos grupos a los que llegó porque se lo propuso una religiosa agustina a la que veía cada día en la Escuela Infantil de su hija.

Las "Madres Mónica" se reúnen en torno a la figura de Santa Mónica, la madre de San Agustín, para rezar por sus hijos y compartir la vida.

«Soy mejor madre comprometiéndome a rezar por mi hija para que sea santa. Sé que rezando por ella, Dios llegará a donde mi marido y yo no podemos llegar, y nuestra relación será mejor, ya que mediará el Espíritu Santo», explica Elena Capilla.

Ella insiste en que la vida rápida y ocupada que llevamos nos arrastra, y es fácil que pasen los días sin rezar lo suficiente. «Con este método garantizas que todos los días, tú u otra madre,se esté rezando por tus hijos y por los de las demás», señala.

La oración cambia la vida y cuando una persona intensifica su vida espiritual, todo su entorno nota el cambio. Por este motivo E. Capilla dice que los grupos «Madres Mónica» son un pulmón de oxígeno para las familias: «Al fortalecer la fe de las madres, se fortalece la de toda la familia y tiene un efecto multiplicador. Un grupo de madres rezando es una herramienta poderosa de intercesión».

Gema Sáez es madre de dos niños pequeños y coordina otra de estas pequeñas comunidades de oración que tienen como modelo de vida a la madre de San Agustín. Cuenta que saber que tus hijos “son rezados” todos los días y que son puestos en manos del Señor, da mucha paz y tranquilidad: «Creo que poniendo todo en las manos de Dios, veremos las manos de Dios en todo. Sucede igual con nuestros hijos. Si los ponemos en manos de Dios, veremos la mano de Dios en ellos».

Por la naturaleza del grupo, las madres viven circunstancias parecidas, algo que permite compartir “entre iguales” inquietudes, miedos y «alegrías derivadas de nuestra maternidad».

Los grupos están formados por siete integrantes que se reúnen periódicamente. La coordinadora del grupo es la que organiza que cada día haya una madre que rece por los hijos de todas. Además cada cierto tiempo los grupos de «Madres Mónica» vinculados a una parroquia o a un colegio agustino se reúnen para que haya contacto entre las integrantes de los diferentes grupos.

La experiencia de cada mujer varía, pero todas coinciden en que la dinámica que establece el grupo les ayuda a frenar en medio de las prisas del día a día, para alzar la mirada a Dios y poner la vida de la familia en sus manos.

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