Ser Agustino

La formación agustiniana pretende, ante todo, que las personas sigan a Cristo y se unan a Dios, siguiendo el ejemplo y la doctrina de San Agustín y de los santos y maestros de la Orden.

Dentro de la gran Familia Agustiniana, extendida por todos los continentes, algunos hemos optado por un camino de consagración a Dios, intentando seguir a Jesús más de cerca y con mayor libertad por medio de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia. La fuerza que nos une es buscar a Dios en comunidad, al estilo de los primeros cristianos: “Tenían una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios”. La identidad agustiniana será especialmente evidente si imitamos a san Agustín en estos aspectos específicos:

  • En su gran preocupación por la necesidad de una búsqueda constante de Dios por medio de una profunda vida interior y un amor práctico al prójimo.
  • En su amor a la verdad, que requiere una sincera dedicación al estudio.
  • En el impulso que él comunicó a sus seguidores para vivir de todo corazón su “santo propósito” de una vida casta en comunidad, de acuerdo con el modelo de la primera comunidad de Jerusalén.
  • Y en su profunda fe y en su singular amor a la Iglesia como madre.

Esta identidad agustiniana se puede resumir en la búsqueda de Dios en una comunidad en la que compartimos nuestra fe y nuestra vida, y de la cual recibe su impulso y su valor el servicio que de todo corazón desempeñamos en la Iglesia y en el mundo.

AGUSTINOS

¿Qué hacemos?

Educación

Fomentamos valores universales como el respeto, la igualdad, la libertad, la paz, la ecología, la participación, la solidaridad y la convivencia.

Pastoral

Toda la acción pastoral de la Federación tiene como objetivo dar respuesta a los desafíos de la nueva evangelización, desde la propia identidad agustiniana.

Obras Sociales
y ONG

Buscamos dar testimonio de la opción preferencial por los pobres, imitando a Cristo y solidarizándonos con los que sufren la pobreza material y se ven obligados a vivir al margen de la sociedad.

Misiones

La actividad misionera, que fluye “de la misma naturaleza íntima de la Iglesia”, es “la manifestación o epifanía del plan de Dios y su realización en el mundo y en su historia, en la que Dios, perfecciona la historia de la salvación”.

Cultura

Tenemos la obligación de hacer una Iglesia intelectualmente habitable, en la que cultura y religión sean complementarias. El diálogo fe-cultura debe ser un diálogo entre iguales, respetuoso y cooperativo.

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