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Los Agustinos, al servicio de los alumnos y sus familias, ahora más que nunca

La labor de los Agustinos en los colegios que la Orden tiene en todo el país es la de mostrar cercanía a las familias de sus alumnos.

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Dos de los principales objetivos de la dirección de los centros, desde el momento que se ordenó el cierre, ha sido organizar un plan de trabajo y estar disponibles. También transmitir esperanza y favorecer el crecimiento en la fe de todas las personas que se mueven en el ámbito de los colegios.

Una situación difícil, ya sea familiar, económica, en una relación de amistad, o por un virus desconocido como es el caso, puede servir para crecer. Salir reforzados de un momento de incertidumbre como el actual, dependerá de cómo se afronte, de cómo nos acompañemos y de lo creativos que seamos en buscar soluciones. En un momento como este de manera especial, los Agustinos quieren estar cerca de todas las familias que les han confiado la educación de sus hijos.

Una de las primeras cosas que el coronavirus ha dejado claro, poniendo nuestro modus vivendi patas arriba.

En este contexto, uno de los grandes retos es mantener la normalidad y las rutinas, en la medida de lo posible. Pero ¿cómo hacerlo sin salir de casa? ¿Cómo mantener el ritmo escolar a distancia, cuando no estamos acostumbrados a ello? Una vez más, la clave del éxito es que familia y escuela vayan de la mano.

Los Colegio de los Agustinos

Los 17 colegios que los Agustinos tienen en toda España, desde que se ordenó el cierre, actuaron con rapidez, para que los alumnos no perdieran el ritmo de trabajo.

Rosana Ribera, madre de tres niños en el Colegio San Agustín de Madrid piensa que la planificación de tareas tal y como se ha hecho es un acierto, así como la información que va llegando respecto al trabajo que van realizando los niños.

En estas circunstancias en las que apenas tenemos vida social, se plantean nuevos retos a nivel personal y familiar como “aprender que somos vulnerables, redescubrir la importancia de la familia, disfrutar descansando o llenando nuestro tiempo de cosas que merecen la pena como la lectura, la música”.

Rosana apunta que es el momento de conocernos más a nosotros mismos y de tener una actitud más contemplativa algo que, en medio de las prisas a las que nos hemos acostumbrado, resulta casi imposible.

Observar a los niños es fundamental para descubrir cómo están llevando la situación, porque no todos son igual de aprensivos ante las noticias que escuchan, ni tienen la misma necesidad de moverse y salir a la calle.

Alejandra von Franquet Ribera, estudia 2º de ESO y explica que tienen muchos deberes: “Más de lo habitual. Estamos aprovechando para hacer orden y limpieza en casa. Me aburro muchos ratos. Estoy deseando volver al cole”. Sus hermanos Jacobo y Max, de 12 y 10 años, también insisten en que hay ratos en los que se aburren. “Echo de menos jugar al fútbol”, dice Jacobo.

Los adultos ponen el foco en otras cuestiones y tienen otros recursos. El padre de Alejandra, Jacobo y Max reconoce que le preocupa mucho la situación sanitaria y económica, pero también reconoce aspectos positivos de esta situación excepcional: “Lo bueno es tener tiempo para la lectura, la música… la introspección. Está sirviendo para cultivar la paciencia y frases como ‘Te comprendo’, intentando ponerte en la piel de las personas que convivimos”.

Nuevas rutinas en familia

Leticia del Río, madre de dos niñas de 6º de EP y 1º de ESO, insiste en la importancia de establecer rutinas en casa: “Me parece muy importante marcar unas rutinas a los niños e, incluso, ponerles unos horarios flexibles, pero que les marquen la dinámica del día. Es bueno para todos, de lo contrario la casa se convierte en un caos”.

“Me parece que el colegio ha sabido reaccionar ante esta situación -señala- y mis hijas tienen claro qué tienen que hacer cada día y, si tienen alguna duda, pueden acudir a los profesores para solucionarla. Es una suerte contar también con la Plataforma Educamos, que funciona estupendamente”.

Sus hijas, Alba y Elisa, se han adaptado bien a esta situación. Cuando terminan los deberes de cada día, aprovechan para hacer manualidades y para ver series juntos.

Tener más tiempo se convierte en este contexto en un precioso tesoro para dar rienda suelta a la creatividad; para abordar cuestiones que en medio de las jornadas maratonianas a las que estamos acostumbrados saldamos con cualquier frase, o para hacer cosas juntos, como ver una película o jugar a un juego de mesa.

Hablando con Alba y Elisa uno se da cuenta de lo importante que es en nuestra cultura celebrar cualquier acontecimiento alrededor de la mesa. Al preguntarles que qué es lo que harían si ahora mismo pudieran salir de casa, ninguna de las dos duda: ir con amigos o con los primos a comer a un restaurante o a merendar a una cafetería.

Llegarán tiempos mejores en los que poder dar de nuevo besos y abrazos o merendar unas tortitas con chocolate con amigos. Ahora es momento de querernos de otro modo, de ser prudentes y de mantener el ritmo de trabajo con equilibrio de rutina y flexibilidad.

Como sucede tantas veces, la clave del éxito está en que familias y colegio vayan de la mano, sintiendo que, cada uno desde su vocación, contribuye a construir comunidad.

Los Colegios de los Agustinos, al servicio de Alumnos y Familias_1

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